En el año 457 D.C, en plena decadencia del Imperio Romano, Orestes, mano derecha de Atila y General germano, padre de Romulo Augusto se reunió con Ricimero General germano comandante general de las fuerzas militares del Imperio Romano de Occidente. Ricimero le comenta a Orestes:
"Tal vez, pero no jugamos todos a ser Dios a nuestra manera?. Asignamos valores monetarios no solo a las vidas de los demás, sino también a las nuestras. Siempre que nos exponemos a un peligro, siempre que cruzamos una calle, siempre que nadamos en el mar, o nos lanzamos a la batalla, estamos asignando un valor intrínsico a nuestras vidas, y lo multiplicamos por alguna probabilidad de morir intrínsica, resultado de dicha actividad, con el fin de determinar el coste del peligro y compararlo con el valor potencial de la ganancia o el placer. Si el peligro de morir en la corriente es mayor que el placer de nadar, no entraremos en el agua. Un motivo económico, si quieres, para explicar por que lo generales de la clase patricia se quedan en la retaguardia de la batalla mientras los soldados rasos de humilde cuna luchan en primera linea. No es la única razón, por supuesto, peri sí una de ellas. En una palabra mentiría si no te dijera que la vida de un traidor no puede comprarse con una cantidad de dinero suficientemente generosa."
Una de las principales causas de la caida del Imperio Romano se debió a la tremenda codicia de poder y de riqueza. ¿Puede un hombre elminar su culpa mediante una compensación económica, mientras otro hombre en penuria, solo se redime pagando con la muerte?
